_Rebecca...Vamos -coreaban a conjunto su hermana y su hermano.
_No, he dicho que a la cama y es a la cama -dice señalando a lo alto de la escalera.
_Hermanita por favor, déjanos quedarnos a ver la película -dijo su hermana María de solo 5 años.
_No, la película es de miedo y después no podréis dormir, a si que a la cama sin rechistar o se lo digo a mamá.
_Vaaaale -dicen los dos resignados, con la cabeza baja, mientras suben peldaño a peldaño hasta su habitación.
Rebecca sonrió satisfecha. Ya tiene la noche para ella. Se hace un bol de palomitas dulces mientras ve la película. De pronto suena el teléfono y ella, del respingo, tira algunas palomitas al suelo.
_¿Sí? -dice ella al descolgar el teléfono- ¿Hola? -después, extrañada al no encontrar respuesta, cuelga el auricular.
Sigue viendo la película hasta que vuelve a sonar el teléfono.
_Dígame -sigue sin responder nadie- Vale sea quien sea no tiene gracia -dice antes de colgar el teléfono.
Sigue comiendo palomitas hasta que vuelve a sonar el teléfono. Ella lo coge ya enfadada.
_Mira, sea quien sea, vas a...-dice Rebecca.
_Rebecca, ¡te está gustando la película? ¿y las palomitas? -dice una voz al otro lado del auricular- ¿Sabes donde estoy?
Ella asustada cuelga el teléfono y revisa las últimas llamadas del teléfono para ver de donde proviene la llamada. Ella temblorosa se tapa la boca del susto. La llamada viene de la misma casa.
Intenta ir a la puerta para salvarse pero no le da tiempo. Esa noche sus padres encontraron a su hija y a sus dos hijos muertos en la misma habitación. Del asesino solo quedó una frase en el espejo:
"Te estoy vigilando"
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